Energía / Mercados

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada considera que el impacto del tope al gas está siendo «positivo pero modesto»

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) considera que el impacto inicial del tope al gas para la producción de electricidad, efectivo desde el 15 de junio, está siendo «positivo pero modesto». Calcula que la reducción del precio del mercado en su primer día de aplicación ha sido del 5,6%, frente a los cálculos del Gobierno, que la situaban entre el 15% y el 20%.

En un comunicado destacan que «aunque no se alcance la reducción inicialmente prevista del 15% o el 20% de la factura, el mecanismo sí genera reducciones mayores a las observadas inicialmente. En ese sentido, la minoración del precio de la electricidad por debajo de lo esperado en su primer día de aplicación se debe en parte a que ha coincidido con un momento de alta contribución relativa de las centrales de ciclo combinado (que generan electricidad con gas) al ‘mix’ energético y al pico de demanda debido a la ola de calor.

«Ambas circunstancias han llevado a un precio de mercado mayor del esperado y, también, a un recargo mayor del esperado para financiar la subvención al gas. Sin embargo, debe recordarse que las circunstancias de estos días no son extraordinarias, sino muy frecuentes en los meses de julio y agosto, donde precisamente el funcionamiento de las centrales térmicas de ciclo combinado y carbón es habitualmente alto», matiza Fedea.

En cuanto al coste de la compensación a las centrales que generan con gas (para el 15 de junio fueron 59,7 euros megavatio hora (MWh) y de 88,2 euros/MWh para el 16 de junio), la institución destaca que el mecanismo aprobado por los gobiernos de España y Portugal reduce los costes unitarios de los productores marginales, y, por tanto, los precios del mercado.

No obstante, argumenta que esa compensación «hay que pagarla» y detalla que la norma reparte su coste entre «un subconjunto de los consumidores» del cual se excluye a aquellos que han adquirido electricidad a un precio fijo fuera del mercado y también a los compradores «no ibéricos».

Fedea matiza que «cuanto más peso tengan los grupos excluidos (compradores a precio fijo y los de fuera de la Península Ibérica), mayor será el recargo para el resto de consumidores y menor el beneficio neto».

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